sábado, 16 de abril de 2011

A tres centímetros



Los jueves no existen desde que te has ido.


Se han marchitado las flores

de mi vestido,

-aquel vestido transparente

de suave lino,

que acariciaron tus dedos

con sumo sigilo-.

Paladeo tus ojos avellana

en mi delirio,

siento tu aliento en la nuca,

aire tibio,

tus labios están muy cerca

y es un martirio

exhalar tu fuerza de vida

a tres centímetros.

Me detengo en tu sonrisa

de vidrio,

y me asombro de que aún

sigamos vivos.

Tanto amor congelado

tan imposible olvido,


y tantas noches soñando que sueñes conmigo.








1 comentario: