miércoles, 31 de diciembre de 2014

De por qué Joyce también escribía poemas de amor

And the time of dreaming is over
as lover to lover
sweetheart, I come.

(James Joyce)

Luego contigo las primeras luces del día
      y otro nuevo amarse con desesperación
   
                -inválidos-

Mientras tanto qué decirse cuando los ojos se rasgan
              qué hacer con los destellos de ángel
              a dónde volver si no hay hogar en las hojas

húmedos de nosotros mismos
  trazamos la herida con marcas voraces

      tus manadas de ciervos inclinan sus bocas
 sobre las aguas grises del primer abrazo

            Ayer el sueño cuatro veces vivido pero
 nadie ha dicho que sea suficiente calor en la espalda

                     y ahora este dolor: este páramo al que me obligo

    sí arquearse cuando tu voz en alto y gravemente
 yo quiero masticar el desgarro

 Absoluto y niño te envuelvo desnudo

                     imagino la noche sin tiempo y sin vida
                                     
                                me dejo llevar hacia el último abismo.

     
       

   

   



jueves, 25 de diciembre de 2014

Retrato de un hombre en escala de grises

El viento siempre, polvo en los labios
y dos cuerpos que se contagian
la vida y la muerte más ciertas,
dos carnes que se alimentan
de una sola desmesura.

(Luisa Castro) 
Grises, tus párpados caen y te derramas
de forma incomprensible, sutilmente 

No caminas hacia el sueño: te arrojas a él

No tienes miedo ni temes a estas manos temblor
que trazan tu perfil con furia contenida

Tuya es la nariz, su fiel relieve

         Respiras milagro 

Tal vez ahora pronunciaré los sonidos
que no soy capaz de trasladar al poema 

          Estruendo desnudo

Y de pronto tus canas diminutas, plateadas,
el rigor literario de las ojeras altivas
la oscuridad plena de tus ojos pecado

Duerme así, sencillo, siente cómo te acunan 
todas las voces mías
Voces que junto y callo mientras la noche
se hace más noche y no hay calma que pueda seducirme

        Todas las bocas; esa es tu boca
que viene a quebrar mi cuerpo en momentos solsticio
  y yo lucho, te lo juro, lucho
 con el alma con los puños con las letras
          yo lucho para no resistirme.











miércoles, 17 de diciembre de 2014

Retrato de mujer en gama fría

El que mira desde fuera por una ventana abierta 
no ve nunca tantas cosas como el que mira una ventana cerrada.
(Charles Baudelaire)


De su rostro en el cristal prendado
no deduzco sino el primer recuerdo:
           trotaba
      era un caballo distinto en las llanuras de América
sus crines largas de libertad y llanto y clases
       de un grado en literatura comparada.

               Lejos
        ella quería irse lejos del establo
  del estado sitio  irrespirable patria bajo su piel agujero.

 Ahora los labios se reconocen al contacto
          con el cristal su pelo es el sol de las cinco
 y media de la tarde falsamente tibia
           tras los muros de esta biblioteca
 que podría ser cualquier biblioteca de invierno.

             Negocian esos ojos negocian consigo mismos
   y ya no es la extranjera azul sino una mujer
               que sueña un regreso postergado y ese amor
     que ya nunca volverá a repetirse.

             Dentro de su jersey bosteza
      un libro que roza el anonimato.
           Los párpados se hacen escudo rojo y su risa
                      no puede traducirse a nuestro idioma.
         
            Luego tal vez me marcharé despacio  
      y no sabrá de mi rostro en el cristal prendado
             que al igual que el suyo es sólo un fragmento
         reducto triste de otra filología.  





       

lunes, 15 de diciembre de 2014

sobrepasarse mutuamente


El que tú seas basta. Y al hecho de que yo exista
déjalo, entre nosotros, que se quede en suspenso.
(Rainer Maria Rilke)


La materialidad de tu cuerpo cuando lo escribo a lápiz
    ahora indescriptiblemente tus pestañas dos silencios
               rugiente ceremonia en que la piel sonríe

                      soñemos

                que el fin nos sorprenda enlazados y remotos
                     llena la boca de una palabra impronunciable
           
       me adentro en tu espacio onírico y no hace falta
               que digas mi nombre o que recuerdes
         el perfume a gritos de la ausencia

                              estamos soñando

                         no deseo otra cosa que callar pronto
           dejar que seas tú invierno y hermosura
                       respiración compacta con la que duermo y hablo

           así la noche crece y despliega sus galas diminutas
               mientras tanto
  yo cierro el poema para no despertarte.