viernes, 25 de marzo de 2011

Paisaje desolado



Soy enteramente un paisaje desolado.


Ya los pies no responden,

llevan un ritmo decelerado.

Sin embargo, sin embargo,

cuán terrible es la fiebre,

continuar jadeando

mucho tiempo después

de que todo haya expirado.

Estoy sola en el andén,

y nadie me está mirando:

puedo leer en sus ojos

la eterna interrogación,

el por qué de mis desmayos.


Soy enteramente un paisaje desolado.


Con el zapato desatado,

voy caminando, despacio.

Y la enfermedad hostigando

detrás, sombra burlona

de los vacíos de los besos

que no me has dado.

La vida suspendida.

Mi pelo, enmarañado

pugna por abrirse paso

bajo la gorra de diario.

Los labios agrietados

de tanto morderlos,

hinchados y obscenos,

terribles o bellos.


Soy enteramente un paisaje desolado.


Y es que me miro al espejo,

con miedo a mi aspecto,

-que un mendigo a mi lado

sería arrebatador-

y trato de limpiar el barro

de las botas, de los años,

que los recuerdos vienen,

me maltratan con su agravio.

Tengo sueño y empacho

de cierto baile romántico,

de aquel paseo de antaño,

por las nubes: el cielo mismo

que nos ha deslumbrado.


Soy enteramente un paisaje desolado.


Cómo duele pensarlo:

recordar y ser consciente

de que pudimos volar,

ser felices, y suicidarnos

en brazos del destino.

Sin embargo, sin embargo,

te he cortado las alas,

y ahora caigo en picado:

me precipito a ese abismo

que solo quiso engañarnos.


Maldita Ciudad Encantada

-me has enamorado.










1 comentario:

  1. Me gusta , pero tú no eres un paisaje desolado.
    Es la desolación la que pretende conquistar tus murallas... sé fuerte y entrena bien a tu ejército (al mío ya lo tienes como aliado)

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