martes, 18 de enero de 2011

"El amor existe, pero no sé donde lo aprendí..."

...
-¿Tú crees que el amor existe? -susurró él de repente, a media voz, sin separar todavía los labios de los suyos.
-No lo creo, lo sé. -murmuró ella tras un instante de vacilación, levantando la mirada hasta que sus ojos se encontraron, por fin. -Incluso, me atrevería a decir que es lo único en esta vida por lo que merece la pena luchar...
-¿Luchar? ¿O quizás defenderse? -añadió él, con una pizca de cobardía en los ojos.
-Por supuesto que no, -le corrigió ella a su vez, con una mueca de desdén en los labios. -No tienes que defenderte del amor porque no es una agresión; es más bien, una suerte de milagro...
-¿Un milagro es algo que te esclaviza eternamente? ¿Un milagro es depender de alguien durante el resto de tus días...? -inquirió, algo confuso.
Ella permaneció unos minutos en silencio, jugueteando distraídamente con las puntas despeinadas de su pelo, tarareando interiormente una canción conocida, que se escuchaba a lo lejos ininterrumpidamente, como si algún vecino se hubiese dejado encendida la radio por descuido.
- Es un milagro saber que estás aquí, a mi lado; y saber que si me marcho en este preciso momento, estarás aquí cuando regrese, ya sea esta noche, mañana, o tal vez dentro de cien años.... esperándome siempre.
Él esbozó una media sonrisa, y la besó de nuevo, esta vez, muy intensamente.
-No sé si podré esperar tanto.

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