El que tú seas basta. Y al hecho de que yo exista
déjalo, entre nosotros, que se quede en suspenso.
(Rainer Maria Rilke)
ahora indescriptiblemente tus pestañas dos silencios
rugiente ceremonia en que la piel sonríe
soñemos
que el fin nos sorprenda enlazados y remotos
llena la boca de una palabra impronunciable
me adentro en tu espacio onírico y no hace falta
que digas mi nombre o que recuerdes
el perfume a gritos de la ausencia
estamos soñando
no deseo otra cosa que callar pronto
dejar que seas tú invierno y hermosura
respiración compacta con la que duermo y hablo
así la noche crece y despliega sus galas diminutas
mientras tanto
yo cierro el poema para no despertarte.
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