Jirones de silencio derramando
su aullido imperceptible en estas calles,
traficantes de naranjas atraviesan
la negra noche en nomadismo errante.
Pasos alados sin prisa
almas café y chocolate
extraterrestres azules
locuras versificables.
Y el bullicio de una Plaza Mayor
mente plagada de rufianes
que bajo la luna lunera
apuran el calor del mate.
No son vagabundos del todo
los de alma maleante,
tan sólo escritores bárbaros,
pero eso sí -desquiciantes-.
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