A mi vecina del piso de arriba
Llegaste sin avisary pasaste
sin haber llamado a la puerta
-Qué maleducada eres
no sé cómo tienes la
cara de venir a estas horas...
Que sepas -y no te lo digo con cariño-
que no pienso escuchar
tu absurdo retitín
y las quejas posteriores
Que no soporto que me provoques
ganas de esto
y de lo otro y que
encima
-para más inri-
te comas las provisiones de mi nevera-
(...)
-Pero...¿qué?
¿Ahora vas a callarte?
¿Ni siquiera balbuceas
una mísera rima?
No me lo creo, después de tantos
años juntas
y que ahora me hagas esto...
a mí!
Habla, por dios, di algo...
...lo que sea
No me dejes así:
desnuda
sonámbula
tan sola y a oscuras
en medio de la
cama
bramando vociferando incluso
a mitad del parto doloroso
de este cabezón hijo mío
-lloroso poema
sin bautizar todavía-
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