¿Ella?(No la anuncian. No llegán aún.)(Rubén Darío)
Tan sólo nombres, nombres masculinos
garabateados en un papel cualquiera,
blanco, cuadriculado y arrancado
de cuajo
puede que
sobreviviéndome
o tal vez sobreviviéndonos, a ellos o a mí:
de ningún modo a ambos.
No sé quiénes sois, nombres de voz ronca
y fauces abiertas,
no sé si seréis con los años los mismos
niños y adolescentes
y adultos y ancianos
no sé si voy a recordaros en vuestros labios
o en la cobardía por no estar
ni aquí ni ahora
leyendo vuestras iniciales con ojos trémulos,
truculentos o tranquilizantes.
No es triste y sin embargo es ácido
olvidar las palabras gongorinas
de Javier
en pleno vuelo
volver a los ojos de Diego
aterrizando
en la pista equivocada,
como la ciudad de Carlos,
y sus tangos
invisibles, a los ojos de un niño de diecinueve,
Fernando, pequeño ópalo crecido,
mirada de lobo penetrante,
Quique nunca dejó de ser mi mejor
amigo en el recreo,
de verdad,
y jugábamos por aquel entonces
a imaginar lo prohibido;
recrearte, Alex,
sueño de una noche de verano,
rosa blanca, mar y cielo, tormento
en las dudas con Juan
y sus camisas
de botones saltarines
y su pasión medida, como desmedida fue la de
Sergio con sus versos voraces de vete pero
vuelve pronto, y tarde o temprano
esto va a terminarse y la lista dejará de tener
nombres propios
o los propios nombres comenzarán a repetirse uno
detrás de otro, sin fin, cansados
de sí mismos y del olvido
al que se ven condenados.
Porque olvidamos
sí, olvidamos
de golpe y porrazo
cuando
aparece una luz más blanca y menos pura,
olvidamos
porque no queda más remedio,
porque alguien se dedica
a borrar nuestras
vidas
cuando nos quedamos dormidos.
Este traficante de sueños es bien conocido
por todos
los hombres por todos
los pueblos y todas las razas,
esta traficante sinuosa que no deja huella
tiene tantos nombres imposibles que no seré
yo quien desvele su no apellido
en múltiples lenguas.
Tan sólo diré
que huele a nardos, sabe a hielo y
viste de luto aunque brinde con
champán
en las noches de nuestros
futuros y sucesivos entierros.
maravilloso
ResponderEliminarmaravillosa tú, mientras lo lees...
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