martes, 6 de noviembre de 2012

Hoy Paternal


A papá, por "Las mil y una noches" y otros cuentos  

Mis piernas flaquean y zozobra mi recuerdo
de tanto revivir las noches de "había una vez...."
Entonces una voz me llenaba
de cuentos de brujas, ogros, cuervos, guisantes,
leyendas para niños 
que fueron calando de a poco en mi mente oxidada
con alas etéreas de mundos posibles
mientras tú
sereno en una silla cercana
narrabas mi futuro con ojos de padre.
Nunca sabrás cuánta insistencia ponía en odiar los finales:
el momento en que la luz hacía plaf
y las pesadillas iban besando la almohada
con ojos amarillos de lobo.
Tal vez era ahí cuando reclamaba tu mano
firme y cálida y real 
y contaba tus dedos como quien cuenta ovejas
para conciliar el sueño.
A veces me dormía y otras veces 
me quedaba escuchando mi corazón
           latiendo 
y me daba miedo que fuera a estallar de improviso
o que al abrir los ojos no hubiera nadie en la silla
  sino una sombra gris
devoradora de niñas en pijama.

Quiero recordar y no puedo hacerlo:
me veo en la bici roja y tú corriendo
detrás
tú atento a mis eses y  oes y zetas.
Las tardes lentas de otoño y  de lluvia
pegada la cara al cristal de la academia de inglés
-aburrida-
y tú apareciendo de pronto
siempre tarde pero siempre chistoso
con el paraguas negro de mango interrogante.
Papá haciendo castañas en la chimenea
comiendo dulce o salado o 
con esa copita de vino tentadora y tenue.

Recordar es un lujo y 
cuando estoy triste lo hago sin barreras:
me viene a la cabeza el sonido de unas llaves
luego la puerta
y por fin la luz prendida
chasqueo de alpargatas subiendo la escalera
dieciséis peldaños
y por fin tú, otra vez, otra noche,
con tu broma en los ojos y la camiseta con manchas
tan querida.



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