jueves, 29 de diciembre de 2011

Fin




Como el libro que se cierra
y te deja en los ojos una huella húmeda
-tan difícil a veces de disimular-
así paso las últimas horas,
aprovechando los segundos con celo,
besando cada palabra dulce
mente dormida en los vaivenes del tiempo.
Quiero arrepentirme y quiero
desaprender ciertos recuerdos roncos,
rotos en mi corazón, de porcelana fría.
Puedo olvidarme de los ojos
que me hicieron daño y debo
hacerlo para no languidecer de hastío,
soledad, embrujo y abstinencia.
Juego al juego que me sé desde pequeña,
sin conocer las reglas, sin ganar nunca
porque soy mala con las trampas
y siempre me pillan cuando miento.
Conduzco un coche imaginario
viajo sin combustible, y conduzco
mis pensamientos más salvajes
a las orillas menos pobladas.
Recreo los nombres olvidados
como si se tratase de una adivinanza
y huelo la nostalgia en todas
y cada una de las empanadillas
que mi madre hace al horno en invierno.
Me visto con ropa nueva para no cansarme
de ver siempre la misma niña
mirándome desde el otro lado del espejo
con ojos de lentilla y flequillo oculto,
indomable melena ni lisa ni rizada,
labios ajados, tal vez huecos.
Leo en voz alta por las noches
para ahuyentar a los fantasmas y leo
siempre que el mundo me quiere ahorcar.
Abrazo mi perro de peluche grande
y grande es mi consuelo y mis sueños
siguen terminando en pesadilla.
Lloro despacito y tiemblo si pienso en eso
y en aquello, y eso otro, y lo de más allá,
porque mis errores han sido tantos tantos
que ya no tiene sentido creer que los Reyes Magos
vayan a traerme un cuerpo nuevo.
Muero con este año que se marcha y confío
en resucitar cuando suenen las campanadas
o mi tía se atragante con las uvas.
Para este año novato que se acerca
deseo desear menos y vivir más
y quizá envejecer despacio: sin fin.





lunes, 26 de diciembre de 2011

Yo lo llamo milagro

Brillaban

Deslumbraban

Hacían daño

Tienes los ojos del color hipotético

de los dioses en los que no creo

porque nunca me escucharon

Hoy te miro y sé no me hacen falta

Ellos: los invisibles, los buenos

¿los santos?

La poesía es vida,

las palabras, aliento

y nosotros, inmortales -como poco-

mientras las recitamos

Pide un deseo

Voy a volver de puntillas
de un lugar del que no quiero acordarme
porque se parece a ti y al sonido
opaco de tu risa entre dientes
y a las mariposas azules
que se escapan poco a poco
de tu lengua de brujo de Narnia.
Voy a entrar en tu vida a oscuras
para tropezarme con tantas
manos y brazos como pueda;
si caigo, tus labios amortiguarán mi caída
y si tiemblo, no sabrás
si sufro o si anhelo o si necesito
o si de repente tu beso me escuece
en algún lugar del que no quiero acordarme.
Voy a conmoverme cuando te marches
y voy a enfadarme si vuelves
con los ojos bajos a pedirme
un regalo que no te di entonces.
Cierra los ojos y aprende:
porque antes de que termine el año
quiero memorizar unos labios
que sepan alejarme de ese lugar exacto
de cuyo nombre no quiero acordarme.

viernes, 16 de diciembre de 2011

Rubores estacionales






Huracán iracundo que estremece




adoquines sucios en las calles,




ya envuelve el corazón, ya ralentiza



los latidos de pulso renqueante.




No sé si es hoja en blanco mi vida,




o mas bien remolino; realidades




ocultas bajo alfombra de hojas secas




que fueron cabello de los árboles.



Enfrentarme no quiero a los colores,



en blanco y negro pinto los detalles,



el cielo en camisón de seda malva



cubre la desnudez de sus tirantes.



Sin piel regresaré a mis horizontes:



la noche bosteza; nunca es tarde.









sábado, 3 de diciembre de 2011

Última vez

Recuerdo aquel día como si hoy fuera entonces
y esa cama fuera esta cama
y esas manos fueran estas otras manos
que nunca te pertenecerán.
Nos recuerdo cansados y algo confusos
después de aquel juego hueco
que suponía el amor y sus vaivenes
y la posesión enfermiza de los cuerpos.
Si mal no recuerdo tus ojos abiertos
dudaban de la legitimidad
de nuestros actos y yo no podía
hablar y decirte que eso no era
lo que había leído en ciertas novelas.
Me recuerdo cohibida y aovillada
cubierta con el traje de mi piel,
sembrada de pálidos desperfectos
y te recuerdo maravillado
o dormido a la sombra
del vello sedoso de mi mente,
extrañado ante la estatura firme
del pez onírico tan lejos de tu ser.
Nos recuerdo y me asombro
de poder todavía evocarlo
con una nitidez absurda y irrepetible
como si fuera la primera y última vez.
No quiero más recuerdos que zapatos
en el armario y no quiero tu risa
ni tus sabores, ni la lengua salvaje
en la que hablábamos.
Prefiero recordarte solo a veces
cuando me miras despacio y me da por pensar
que estábamos equivocados
y que solo improvisábamos, en el fondo.

Filosofías que no son tales

La poesía porque va de dentro a fuera,

el sexo porque va de fuera a dentro.

Orígenes paralelos- un mismo fin:

desintegración absoluta de los cuerpos


* * * *


El amor, como la materia,

ni se crea ni se destruye:

solo se transforma.


Porque todo, al fin y al cabo,

forma parte de lo mismo:

ese puto átomo

que tienen todas las cosas.


* * * *


AVISO:


queda terminantemente prohibido

aquí y ahora

subir o bajar en marcha

allí y entonces

Permanecer junto a las vías

luego y donde sea

cruzar el andén.


Yo escribo poemas-escudo:

Atención señores viajeros

Es la ventaja de no tener

Peligro de muerte

más arma que mi piel.