Durante mucho tiempo esperó un milagro,
que el sueño que Talita iba a contarle por
la mañana fuese también el que él había soñado.
Solo una vez, sin que ella le diera la menor
importancia, soñaron sueños análogos.
(J.Cortázar; Rayuela)
He soñado que corríamos desnudos por un bosqueque corríamos sobre y a través de él
aunque el bosque no existía
porque era una playa de hierba
de color azul intenso o verde o turquesa
y las ramas de los árboles eran blandas y blancas
como la espuma enredada en nuestras piernas
He soñado que éramos niños en la
selva de la infancia condenados
a sacarnos la lengua desde lo alto de un sauce
llorón que no era como el de pocahontas pero casi
porque hablaba y su voz envejecida
iba llenando mi boca de cuentos y leyendas
que sólo podía entender si extendía las manos
dejándolas caer sobre sus arrugas
imperecederas
llenas de feminidad y ojos grandes
He soñado que te leía en voz baja un libro antiguo
donde no eran los personajes los que salían
de las páginas sino tú y yo quienes nos
adentrábamos en ese mundo de caballerías
hasta ser sólo ficticios
Y no eras don Quijote en tu disfraz
tampoco yo era Dulcinea
pero sí había Rocinantes y molinos
ventas con fantasmas hospitalarios
y muchas muchísimas estrellas en la Mancha
He soñado que soñábamos sueños paralelos
que nuestra lengua era una sola
lengua y que los dientes servían
para morder y desgarrar y sepultar en el olvido
las pesadillas los malambrunos
las derrotas los miedos
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