A la inocencia, siempre
Al amor, nunca
A M., ahora
Como una fugitiva que abandonase
el
lecho a la hora temprana
en que
su esquivo amante duerme
bajo una nube
de sábanas
Así no he huido yo
-al alba-
cuando la mejilla derecha
ha empezado a notar
desconocido el
olor de
la almohada
El calor ajeno bajo
el edredón
de un cuerpo no muy diferente al
mío
y sin embargo
tan distinto
-anoche-
La mejilla no ha tardado en
contagiarme
su extrañeza
Y ya mis ojos deberían haber
averiguado
el paradero de mis gafas
Pero no.
Y de repente:
una voz un
sonido ininteligible
un murmullo apagado
Y más tarde:
un ronquido animal como de tigre
conteniendo la carcajada.
¿Quién ha
metido una fiera en mi casa?
Aunque…
-Espera-
si esta no es mi almohada
ni ese mi despertador
ni llevo puesto el pijama
¿Habré sido
raptada?
Me paro a pensar
y no recuerdo
lo que
estaba pensando
-anoche-
en sueños
Como si esta
cama me hubiera robado
un pedazo un fragmento de
inexistencia
Mi secuestrador parece
un guerrero
preparado para entrar en batalla
de un momento a otro
Y da patadas,
como un niño en el vientre
del vientre…
de su poseedor
No encuentro el broche de las botas
Ni los
cordones del sujetador
Sólo un ataúd negro
que me mira de arriba
abajo
Como intentando desnudarme
y
me decido a no
mirar
Dentro
Por si me caigo
-en
el fondo- todo ha sido fácil:
recoger mis cosas y salir
de pun ti llas
Como si hubiéramos hecho
algo malo
-anoche-
Mientras Tú
las acariciabas y Yo los acariciaba:
Cuerdas tensas /
rizos elásticos
Notas roncas
escapando de los Dos
-Es
el paraíso-
me dijiste
-O el infierno visto
desde abajo-
Pensé mientras
el corazón se
debatía
Entre estallar o
contraerse
hasta volverse un objeto
más
o parte de las vitrinas
invisibles
que forman tu
museo de ingenuidades
para locos.
Hemos luchado
y has ganado
Te mereces algo más
que un beso
Y me gusta
verte de vuelta
Jinete negro
entre la polvareda
Héroe mestizo Dios malherido
Que acude a
mis manos
y si pudiera
-anoche-
Te habría clavado las uñas
hasta gozar tu
pena
Vibrar en tus pesares ocultos
Y nada más que
eso
Sí
Por fin desaparezco de tu
cabeza
Y salgo al mundo de lunes
a las ocho y media
Pero los edificios no eran así
ayer
Y las personas no tenían
Esa ridícula línea curva
en los labios
Cierro la puerta de golpe
y me voy
No taconeando…
Ni lloviendo…
Ni sintiendo…
Simplemente me marcho y tú duermes
Hablas en
sueños
Me llamas
entre llamas
de un incendio ficticio
que he metido
en un cofre
–ése-
Para que cuando despiertes
si es que
sigues vivo
Te duela la garganta y una lágrima
caiga de tus ojos defectivos
al pensar en la cebolla
que
desayunamos
-anoche-
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