No somos
profanadores de tumbas.
No somos
predicadores.
De tumbas no somos
enterradores:
sí cabezas sí
pensantes sí habitantes
de ataúdes de
sarcófagos o féretros
Nosotros los bárbaros barbarizamos hasta no dejar un hueco
-de barbarie-
en este hoyo pútrido e
infecto
donde no hace falta
firmar testamentos con sangre
sino con tinta espesa bersos
intoxicados
de calamares.
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