no imaginaba lo que sería abrir el mail y ver
una oferta para la misma obra de teatro
sí la misma
sí la misma
el viento en un violín
que vimos aquella noche de tango y striptease
que vimos aquella noche de tango y striptease
en un cuarto oscuro y apenas iluminado
por la luz de una vela muy pequeña
a veces me cruzaba a un español
un galleguito como quien dice
y su acento causaba en mis entrañas
una mezcla de complicidad y repugnancia
que estaba más allá de lo humano
y luego
como si fuera inevitable
le preguntaba de dónde era
qué había ido a hacer allí
en el orto del mundo
en el orto del mundo
cuánto tiempo llevaba en Buenosayres
pero nunca nunca nunca
me atrevía a preguntarle si pensaba volver
a su casa en Vallecas o el barrio Salamanca
en ciertas ocasiones me inventaba
que había nacido en Rosario
aunque mis papás eran naturales de Entre Ríos
y que de cuando en cuando viajaba
hasta un pueblecito más allá de la pampa
San Martín de los Andes
que tiene unos lagos preciosos y azulísimos
como los ojos de Carla
amiga de Magui
la santafesina
en realidad pocos sabían
por no decir nadie
que jamás había pisado esos lugares
salvo en sueños puntuales
decididamente estrafalarios
lo cierto fue que un día me cansé
de Capital Federal
y me fui a recorrer el norte
como una mujer que huyese
del hombre que nunca la ha querido
y viajé tantos kilómetros
debajo de mi manta boliviana
que mis ojos perdieron la noción del espacio
que no del tiempo
me gustaba la sensación de caminar
sin buscarle respuestas a todo
instintivamente
y seguir el brillo de las mismas estrellas
que lucen en el cielo de Madrid
día y noche estrellas distantes
y seguir el brillo de las mismas estrellas
que lucen en el cielo de Madrid
día y noche estrellas distantes
pero a veces me sentía lejos de allí
entonces decidí romperme los huesos
contra las piedras más picudas
y dejar mi cuerpo
abandonado en un río seco
y volví a buscar a ese que amaba
para decírselo
pero no salió bien
nada bien
hicimos el amor en ocasiones contadas
muy deprisa y muy borrachos
hasta agotar el año
y las ganas de restregarnos los fallos
o de gemir alto
como las tortugas mercedinas
finalmente
nos dijimos adiós
en una terminal de autobuses
a las seis de la mañana:
yo me esforcé en llorar un tiempo prudente
hasta que se me cerraron los ojos
y muchas horas más tarde
desperté en la frontera con Chile
estaba rodeada
de extraños de soledad y montañas
en proporciones incalculables
me sentí distinta
muy distinta
entonces supe lo que era echar raíz y
lo mucho que duele exiliarse
*título de una canción de Charly García
muy distinta
entonces supe lo que era echar raíz y
lo mucho que duele exiliarse
*título de una canción de Charly García
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