A mi alegre Ce Ce,
mujer alucinante y verdadera
rizada y absoluta entre la gente
te acercas a mi vida y la levantas
tu risa con su acento repentino
me abraza y se abraza y desde aquí
se ve la tierra inmensa tierra tuya
desgranada, me asomo a su misterio:
envidio tu energía o el calor
de tus palmas abiertas y sencillas
hemos cambiado de patria, vos y yo
así mudar la piel lamer
la forma limpia de mirar al frente
compartimos raíces, Celia
hijas sí de un mismo árbol que crece
en los campos eternos de la pampa
en la sierra canosa granadina
o en las calles de rimas madrileñas
aquí te dejo el corazón caliente
y me vuelvo a marchar con los sabores
que intuyo en un verso del futuro
capaz de reencontrarnos
y salvarnos.
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