En agradecimiento a Ara Malikian y J. Luis Montón,
porque su música es vida, y empapa.
labios de esparto ojos de una sola gota
vientre dormido de violín y llanto
materno de guitarra
manos con dedos pares
y, ante todo,
silueta de mujer entre las hojas.
Todo es tan sencillo como descubrirse
los brazos al sol
perder los versos o incluso
afinar
los ojos del ladrón,
y saberlos ahí: dilatados,
sangrantes.
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