está ladrando la noche desde su cuerpo de loba hambrienta
los árboles agitan sus melenas
y lucen su rostro de arrugas con orgullo
son obscenas las jorobas del camello
pero no lo suficiente
hundir los dedos en la tierra es hábito y
maltrato
las botas
que llevas son demasiado grandes
me
gustan los caballos por su forma de mirar
las llamas con
la cabeza alta y el abrigo de invierno
la oveja blanca y su quejido humano
infantil
en esencia
aquí se deshacen
los besos en el viento
sueño tu presencia algunas noches y
presiento tus sueños atrapados e incrustados
en la curva de mi nuca
no
tengo más remedio que aceptarlo:
la hierba ha crecido
y lame despacio mis pies
tus ojos nunca fueron tan suaves
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