Cuando ya no nos queda nada,
el vacío del no quedar
podría ser al cabo inútil y perfecto.
(J. A. Valente)
te vas
y a tu paso se apagan las farolas
como si alguien supiera que ibas a rezar entonces,
anclado a la sombra de los mismos portales
vagabunda tu vida mientras tanto.
tus lindos ojos braman y toda la fuerza
-toda ella-
con la que soñaste aquellos días
pertenece a otro que se aleja
por la misma calle, en dirección contraria.
los hijos que no nacieron son un motivo
por el que estar orgulloso ahora que la nada.
y hasta cuándo durará el temblor mental
la idea fija de no querer morirse en un lugar cerrado...
por qué desplomarse en una cama
pudiendo mirar el cielo inmenso
lleno de contaminación y diminutas luces rojas
de aviones infinitos con destinos infinitos:
ahí van todos esos hombres
infinitamente más vacíos que tú
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