Una boca sumergida y ronca
rebrota
como un milagro desde el
fondo
del pantano de tus ojos indecentes
quemantes o lascivos en la
noche ruidosa
de Blandos Aires
Permanecen los restos del
naufragio
entre nosotros
y algo me impide distinguir
qué es frazada qué almohada
qué dedos
Qué es todo esto
derrumbándose sobre mi cuerpo
de madrugada
Tu pecho guarda un rugido
oceánico
las olas nos arrastran sin
remedio
Te hundes te ahogas
nos
mueres
hacia abajo
hacia abajo
hacia
dentro
y lejos de esta orilla
Río de la Plata río
tembloroso
Caos nuevo
Vuelve tarde de noche a
oscuras
Sal de aquí vete márchate huye
pero regresa a mi
desorden
Y déjame que te cuente que
-esto-
no es un poema sino
el pleamor
la paz tan anhelada
la agitación el oleaje
de mis sentimientos
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