
Los jueves no existen desde que te has ido.
Se han marchitado las flores
de mi vestido,
-aquel vestido transparente
de suave lino,
que acariciaron tus dedos
con sumo sigilo-.
Paladeo tus ojos avellana
en mi delirio,
siento tu aliento en la nuca,
aire tibio,
tus labios están muy cerca
y es un martirio
exhalar tu fuerza de vida
a tres centímetros.
Me detengo en tu sonrisa
de vidrio,
y me asombro de que aún
sigamos vivos.
Tanto amor congelado
tan imposible olvido,
y tantas noches soñando que sueñes conmigo.
I love it , baby
ResponderEliminar