A Pedro Aznar, por su voz en vos
Veinticuatro
ciento cuarenta y seis
pasan
de largo
los
labios veloces sobre
el
asfalto mojado de la avenida
San
Martín
Caricias
goteando en la nuca que me encrespan
toda y
el cristal del bondi se deja llevar
ronroneando
apenas
Ahora
entiendo todo menos
los
ojos lloviendo
Claro
claro el cielo por encima si
nuestros
pechos
Por
dentro transcurre la tormenta
los
relámpagos de punta a punta conmueven
De la
Historia no saldremos vivos
Pero lo
importante
Está
y la
cumbia en el cientodiez casi vacío
Qué
gracia el pibe del flequillo
Y hemos
coincidido tantas veces en la cama
que
negarte otra ronda sería tan tonto
como Apolinario
Figueroa y sus
jacarandás
de
repente Corrientes
morados
y rosas y azules altísimos
Gritos
en boca de nadie
ya fue
Existen
en serio
cotos y
días y noches
abiertos
a todas horas por si apetece
un
empacho
Mientras
permanezca Bianca seremos
tan
felices como un niñito saltando los charcos
A
oscuras
voy a
recorrer tus calles cuando no me esperes
bajaré
del colectivo con
este
paraguas flaco y enfermo pero
azul
y alegre
como un búho de ojos brillantes
que me
recuerda a vos con su sigilo
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de pizzas
Rojo
amarillo rojo
Ah qué
lejos quedan de mi barrio
tanto
como
Palermo
y Paternal
Paysandú
y Charcas
un
octavo y un decimocuarto piso
Con ese
beso que me has dado
el sol
se ha vuelto
la gran petit-mort
Y
Buenos Aires no sé cómo
sigue en pie
como si
nada
hubiera
sucedido
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