jueves, 9 de febrero de 2012

Diario onírico: destellos

Cuellos que se adormecen en el regazo de cientos de bufandas de colores de tamaños de texturas de perfumes de personas diferentes. Cuellos no patentados, cuellos que se ocultan como el último resquicio de nieve. Cuellos a la moda, cuellilargos, cuellos de cisne, cuellos de tortuga que sobresale del caparazón.
Cuellos que dejan entrever las venas, cuellos anti-vampiros, cuellos provocadores e incipientes.
Cuellos adornados, con cientos de collares de calladas señoras con las uñas de rojo y el bolso granate.
Cuellos sencillos, cuellos que se prolongan sin remedio hacia zonas más audaces, cuellos que no terminan nunca en los botones desabrochados de una camisa.
Cuellos con vida propia y capacidad de actuar, de moverse en el escenario e interpretar un personaje: cuellos galanes y cuellos seducidos, vulnerables.
Cuellos en todos los lugares.
Cuellos para todos los gustos.
Cuellos, cuellos.
¿Para qué...?
Nosotros o ellos.

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