Cuando era pequeña
me daba miedo cruzar
el puente de la M-30,
odiaba a los niños
ladrones de meriendas,
temía a los dragones
que raptaban princesas,
y veía fantasmas
que bajaban la escalera.
Entonces llegaste tú
con tus ojos de gato
y las manos de cera
fundiendo la amargura
sin sonreír apenas.
Me regalabas juguetes
y tu amistad verdadera
en el asiento del bus
o en la odiada academia
donde sacábamos treses
en exámenes sorpresa.
Cuando era pequeña
ya me parecías grande
Ahora que he crecido
tú me pareces inmensa.
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